jueves, 5 de enero de 2012

Propósito de año nuevo

Con el inicio de cada año se renuevan las esperanzas de cambios, se reflexiona sobre la vida y se hacen listas de objetivos a lograr, algunos de los cuales se repiten sin que se cumplan.

En un país tan politizado como el nuestro, la celebración de las elecciones presidenciales como es el caso, es el hecho fundamental que determinará cada cosa que suceda antes y después de las mismas, como si realmente la vida de todos los dominicanos dependiera del resultado del torneo electoral.

Como ya no existen reales diferencias ideológicas entre los partidos mayoritarios, el clientelismo es su común denominador y es el mecanismo por excelencia utilizado para ganar las elecciones; convirtiéndose las mismas en una competencia al que más gaste, sin importar de dónde viene el dinero, así sea de los recursos del Estado que benefician desmesuradamente al candidato del partido oficial.

Aunque parezca imposible en medio de este panorama que en nuestro país se produzcan los cambios que aspiramos dado que dependen de acciones y decisiones tomadas por las autoridades; debemos tener presente que los mismos sí pueden ocurrir, si hacemos lo necesario para que sucedan.

Por eso el mayor propósito que debemos hacernos en este nuevo año es convertirnos en ciudadanos que sepamos exigir nuestros derechos y cumplir nuestros deberes; modelando cada día el tipo de sociedad en la que queremos vivir con nuestras acciones y actitudes y no resignarnos a esperar que suceda un milagro que la transforme.

Las transformaciones sociales se generan por las luchas ciudadanas y este pueblo que ha sido capaz de generar héroes y heroínas valientes que han sacrificado sus vidas por sus ideales, tiene que aprender a reaccionar fuera de situaciones extremas.

No podemos seguir conformándonos con lamentar lo que nos sucede, diciendo que todos los políticos son iguales, que no hay nada que hacer contra la corrupción, el desorden o el abuso de poder. Tampoco haciéndonos de la vista gorda ante esos hechos porque somos parte del círculo de beneficiarios de las tramas del poder. A la corta o a la larga todos seremos víctimas de los males de nuestra sociedad.

Año tras año las aspiraciones del pueblo dominicano siguen siendo las mismas, educación de calidad, salud pública eficiente, suministro confiable de electricidad, empleos dignos, un transporte público que funcione, agua potable, carreteras y calles en condiciones aptas para el tránsito, etc.; las cuales nunca serán alcanzadas mientras permitamos que los únicos objetivos de nuestras autoridades sean enriquecerse y perpetuarse en el poder. Si queremos que las cosas cambien debemos comenzar a ser parte de la transformación, negándonos a ser parte de la dañina estructura y resistiéndonos a que nos la impongan, denunciando y presionando incansablemente hasta ir conquistando poco a poco cambios; que si bien en un principio podrán no ser sustanciales, serán decisivos para demostrar que una sociedad empoderada puede hacerle variar el rumbo a cualquier autoridad.

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