Al mismo tiempo, Puig plantea que el cambio de modelo económico y social implica necesariamente un cambio sustancial en la forma de gobernar y de hacer política.
Adelanta que el gobierno debe ser ético y justo, afirmando que la participación y el control social deben ser parte esencial de cualquier programa de cambios que formulen las fuerzas más democráticas y progresistas de la República Dominicana.