jueves, 2 de febrero de 2012

Brasil, “firme” en su compromiso con Haití, anuncia reducción de sus tropas

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff (i), es recibida por su homólogo haitiano, Michel Martelly.

PUERTO PRÍNCIPE, Haití.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, manifestó este miércoles que su país seguirá “firme” en su compromiso con el desarrollo de Haití, al tiempo que anunció una reducción del contingente brasileño en las fuerzas de la ONU en este país.

“Brasil permanecerá de manera firme al lado de Haití” porque, en un contexto internacional de crisis, el país más vulnerable necesita mayor atención, subrayó Rousseff en una comparecencia ante la prensa con el presidente haitiano, Michel Martelly, en Puerto Príncipe.

La presidenta de Brasil llegó esta mañana a Haití procedente de Cuba y hoy mismo tiene previsto regresar a su país.

Según anunció junto a Martelly, el número de integrantes brasileños de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) se reducirá de 2.200 a 1.900, de acuerdo con los planes de la ONU para el conjunto de sus fuerzas desplegadas en este país caribeño.

La Minustah, presente en el país desde 2004, tiene previsto reducir en 2.700 el número de sus integrantes y Brasil es el país que contribuye con una mayor dotación al contingente, compuesto por 11.600 miembros en la actualidad.

Aunque la mandataria no precisó el calendario de la retirada de las fuerzas brasileñas, su homologo haitiano dijo que en la actualidad se trabaja para establecer los plazos.

Los mandatarios trataron asuntos como el desarrollo económico y el proceso de reconstrucción de Haití, que busca su recuperación tras décadas de pobreza y catástrofes, como el terremoto de 2010, que dejó 300.000 muertos y 1,5 millones de afectados, o la epidemia de cólera que ha causado más de 7.000 muertos en poco más de un año.

Rousseff, en cuya agenda figura una visita a la base del batallón brasileño en Puerto Príncipe antes de regresar a Brasil, dijo que los soldados de su país “se consagraron al bienestar del pueblo hermano” de Haití.

Durante la comparecencia, sin preguntas de los periodistas, la presidenta confirmó la creación de una nueva categoría de permisos exclusivos para haitianos que emigran a Brasil.

Datos del gobierno brasileño señalan que unos 4.000 haitianos han llegado a Brasil como inmigrantes después del terremoto que azotó a Puerto Príncipe en enero de 2010 y Rousseff autorizó en enero de este año la regularización de 2.400, quienes recibirán visados de trabajo con cinco años de validez.

La mandataria se comprometió a garantizar la seguridad y las condiciones de dignidad de aquellos haitianos que optan por vivir en Brasil.

Brasil contribuye con cuarenta millones de dólares en el proyecto de construcción de una central eléctrica en Artibonite (norte), mientras que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha comprometido treinta millones de dólares y faltan todavía cien millones para completar los recursos, explicó Martelly.

La presidenta destacó también el compromiso de su gobierno de prestar asesoramiento técnico a Haití en materias como la producción de cereal y la salud, así como en el desarrollo del programa “Abajo el Hambre”, inspirado en el plan brasileño “Hambre Cero”.

Destacó que Brasil y Cuba trabajan conjuntamente en acciones de cooperación en favor de Haití, y mencionó un proyecto para la formación de 2.000 personas en materia de salud.

Además dijo que se alcanzaron acuerdos de cooperación técnica en ámbitos como la seguridad, la justicia, el deporte y el medio ambiente.

“Brasil y Haití han demostrado su capacidad de trabajar juntos y los dos pueblos pueden estar orgullos de ello”, aseveró.

El presidente haitiano, Michel Martelly, expresó su reconocimiento a Brasil y destacó el interés de ese país por contribuir al desarrollo económico de la nación antillana.

Para el gobernante, muy volcado en la búsqueda de inversores extranjeros dispuestos a hacer negocios en Haití, sería muy importante que el gobierno brasileño apoyase la instalación de industrias en áreas como Caracol, en el norte, donde se construye una zona franca destinada sobre todo al sector textil.

Segun Martelly, los empresarios brasileños podrían “aprovechar las ventajas económicas de la ley ‘Help’ de Estados Unidos” y, desde Haití, exportar su producción al país norteamericano.

Martelly, quien destacó el interés de Rousseff en “construcciones masivas” (se calcula que unos 500.000 haitianos viven aún en tiendas de campaña dos años después del terremoto de 2010), aseguró que trató de persuadir a su colega brasileña de que está en marcha “un nuevo Haití”.

Anunció que recibió oficialmente de Dilma Rousseff una invitación para participar en la cumbre Rio+20, a la que asistirá porque -aseguró- “allí Haití tiene mucho que decir”.



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