viernes, 16 de diciembre de 2011

ONU pide a OMC dejar de tratar derecho a la alimentación como una mercancía

Alimentos Alimentos

Ginebra.- El relator de la ONU Olivier de Schutter pidió hoy a la Organización Mundial del Comercio (OMC) dejar de tratar el derecho a la alimentación “como si fuese una mercancía” y de promover un enfoque de esta cuestión únicamente basada en el libre comercio.

“El comercio debe complementar la producción local, no justificar su abandono. Que los pobres urbanos puedan comer productos frescos y nutritivos y que se reduzca la brecha entre el precio del productor y del consumidor final implica políticas que limiten la volatilidad de precios, “dijo De Schutter, quien lamentó que “las reglas de la OMC están reduciendo el espacio para estas políticas”.

El relator respondió así a una reciente declaración del director de la OMC, Pascal Lamy, quien rechazó públicamente un informe suyo que argumenta que el comercio internacional y las normas de la organización comercial pueden atentar contra la seguridad alimentaria.

En una contrarréplica, De Schutter señaló hoy que “el libre mercado que reclama el señor Lamy no funciona tan perfectamente como a él le gusta pensar. Los alimentos van adonde hay mayor poder adquisitivo, no adonde las necesidades son más urgentes”.

Refiriéndose a la posición de Lamy, el experto de la ONU sobre el derecho a la alimentación criticó “una visión de la seguridad alimentaria que profundiza la división entre las regiones con sobreproducción de alimentos y las deficitarias, entre exportadores e importadores, entre ganadores y perdedores”.

La gravedad de la situación para los países más pobres del planeta se refleja bien en el hecho de que su gasto en la importación de alimentos subió entre cinco y seis veces entre 1992 y 2008.

Sólo desde enero de este año, la factura relativa a la compra de alimentos en el exterior se ha triplicado, aseguró De Schutter.

Los alimentos importados representan ahora alrededor del 25 % de su consumo total, con lo que “estos países están atrapados en un círculo vicioso: cuanto más se les dice que confíen en el comercio, menos invierten en su propia agricultura”.

En la situación que reina actualmente en los mercados internacionales, ello significa que los países pobres “dependen de las importaciones de grano a precios históricamente volátiles, recordó el relator.



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